Solo el 4% de
los trabajadores del país está sindicalizado; esto se le atribuye a la
estigmatización, el alto índice de desempleo, la flexibilización laboral
(tercerización) que se combinan dentro del contexto de la aplicación del actual
modelo de desarrollo económico. Sin embargo, entre 1984 y el 2011, más de 2,800
sindicalistas han sido víctimas de homicidio y más de 220 han desaparecido
forzosamente. En total, se ha denunciado que en este período van más de 11.000
ataques, violaciones y secuestros contra sindicalistas, cifra que representa un
genocidio. Nuestro país es un lugar donde le es difícil vivir al sindicalismo.
Los años más
críticos para el movimiento sindical fueron 1992, 1998 y 2004 según la Unidad
de Víctimas, es evidente que el estado Colombiano no garantiza de manera eficaz
los derechos de los trabajadores, ni ha evitado la violencia contra los sindicalistas. El movimiento obrero y las protestas sociales
han sido criminalizados por los gobiernos de turno al nivel de actos
terroristas.
Las medidas
tomadas por el gobierno de Juan Manuel Santos, para asegurar que los
trabajadores puedan ejercer sus derechos sin poner en riesgo sus vidas no se ha
evidenciado de ninguna forma, aunque esto se haya convertido en la base del
discurso para la negociación del tratado de libre comercio con los Estados
Unidos.
Hasta el momento
el movimiento de los trabajadores en Colombia enfrenta las amenazas de fuerzas
oscuras que atentan contra la vida de los trabajadores y sindicalistas y otras
que provienen de las autoridades que debieran protegerlo, sobre todo de la
Fiscalía General de la Nación.
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